Nunca importa cuanta distancia hay entre el poeta y el que lee lo escrito por éste. La poesía es una comunión que trasciende las geografías y el tiempo para volverse empatía y celebrar la posibilidad de estar el uno en el otro.
Conocí a Stella hace ya muchos años, y lo más hermoso de este encuentro radica en confirmar que aquella lejana Stella que escribía -entre otras actividades relacionadas con lo creativo-, hoy es una poeta con voz propia que tengo en suerte de estar presentando ante ustedes. Un poeta, no importa cuántas veces lo he dicho, no es alguien que enhebra palabras de ocasión, y puede festejar la certeza de haber dado con un poema bueno o hasta con un buen libro, un poeta es ese que está dispuesto a relacionarse con lo más esquivo, lo más mezquino, y hasta podría decirse lo más cruel de la relación con la escritura.
Un poeta no anda detrás de los reconocimientos, ni personales ni institucionales, porque sabe muy bien que este reconocimiento nunca estará a la altura de todo lo que demandó acabar con justeza dos versos magníficos. Quizá la alegría de un poeta radica en la satisfacción con que recibe sus textos un colega al que admira y le pasa sus versos con la humildad de los resignados.
Stella es esa poeta que llega a Villa Mercedes con su poemario SPIRITUALS, del que apenas si pude hacer una primera lectura, sin embargo no tengo ninguna duda en señalar que es la suma de una madurez poética insoslayable, esa que se hace absolutamente necesaria para pasar a integrar la constelación brillante que señala a la provincia de Entre Ríos como fundamental a la hora de hablar de tradición poética.
Gracias Stella por haber estado con nosotros.
-Patricio Torne-